CARTA AL DIRECTOR | Diariodegetxo@hotmail.com

Egun on,

me dirijo a Uds. para hacerles llegar lo que tuve que vivir en la biblioteca municipal de Getxo de la plaza San Nicolás.En el corazón de Getxo, la Biblioteca Municipal de la plaza San Nicolás debería ser un refugio acogedor para todos los amantes de la lectura, independientemente de su edad. Sin embargo, recientemente me encontré con una situación desconcertante que me lleva a expresar mi descontento.

Acompañado de mi hija de 9 años, llegamos emocionados a la biblioteca, lista para explorar mundos a través de los libros. Sin embargo, nuestra experiencia dio un giro inesperado cuando la bibliotecaria nos informó, de manera abrupta y desagradable, que mi hija no era bienvenida en el lugar, ya que la biblioteca está destinada exclusivamente para mayores de edad.

Lo más doloroso de todo esto es que mi hija presenció todo el incidente. Pude ver la confusión y la tristeza en sus ojos mientras intentaba entender por qué la bibliotecaria le había prohibido el acceso. Mi hija, que siempre ha sido una ávida lectora y una niña responsable, ahora teme regresar a la biblioteca. La idea de que no puede entrar en un lugar que siempre consideró seguro y enriquecedor ha sembrado una semilla de temor en su mente.

Este episodio ha tenido un impacto negativo en su percepción de la biblioteca, un lugar que debería haber sido un refugio para su imaginación y aprendizaje. Como padre, es desgarrador ver cómo su entusiasmo por la lectura se ve eclipsado por la sensación de rechazo injustificado.

Este incidente me lleva a cuestionar las normativas que rigen las bibliotecas municipales, ya que desconozco si existe una restricción de acceso para los niños acompañados por un adulto responsable. Es innegable que las bibliotecas desempeñan un papel crucial en el desarrollo educativo y cultural de los niños, fomentando el amor por la lectura desde una edad temprana.

Resulta sorprendente que se pueda limitar el acceso a estos espacios públicos que deberían estar diseñados para inspirar a la próxima generación de lectores y aprendices. Las bibliotecas no solo son depósitos de libros; son centros de conocimiento, imaginación y conexión social. Restringir el acceso a los niños podría privarlos de una oportunidad invaluable para desarrollar habilidades de alfabetización, creatividad y curiosidad intelectual.

En este contexto, es esencial abordar las normativas que rigen las bibliotecas municipales. ¿Deberíamos reconsiderar y ajustar las restricciones de edad para permitir que los niños disfruten de estos tesoros culturales acompañados por un adulto responsable? La respuesta parece obvia cuando consideramos los beneficios educativos y sociales que las bibliotecas ofrecen a los niños.

Es crucial recordar que las bibliotecas no solo son lugares para estudiar y leer; también son espacios que fomentan el vínculo familiar. La experiencia de explorar estanterías juntos, elegir libros y compartir historias es fundamental para el desarrollo emocional y educativo de los niños.

En este sentido, insto a las autoridades locales a revisar y clarificar las normativas de las bibliotecas municipales, asegurando que reflejen la importancia de fomentar la participación de los niños en estos espacios culturales. La biblioteca debe ser un refugio abierto a todas las edades, donde la magia de la lectura pueda ser compartida y disfrutada en familia.

Espero que mi experiencia sirva como un llamado de atención para que se revisen y reformen las políticas que pueden estar impidiendo que los niños experimenten el maravilloso mundo de las bibliotecas municipales en plenitud.

Agur,

I. C.


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