La inestabilidad de las laderas de Ereaga ha sido motivo de preocupación en el municipio desde hace años.
Uno de los desprendimientos más graves ocurrió en marzo de 1995 cuando un corrimiento de tierra en una zona próxima al Puerto Viejo bloqueó el acceso a varios inmuebles residenciales de la calle Satistegui. El suceso aisló a 50 familias y una treintena de turismos tuvieron que permanecer dos meses encerrados en un garaje.
Los responsables municipales del momento, achacaron el suceso a las lluvias torrenciales caídas el fin de semana. Según las informaciones publicadas al respecto, la solución adoptada en aquel caso por el Equipo de Gobirno fue introducir en el monte dos muros de 16 metros, uno a mitad de ladera y otro próximo a la zona afectada. Sin embargo, cinco años después aparecieron nuevas grietas en el mismo lugar, tanto en el muro como en la calzada repuestos tras la obra de asentamiento. A raíz de la aparición de esas fisuras se solicitó a la empresa Labein que propusiera la mejor forma de resolver el problema.
Un informe técnico apuntó que las actuaciones necesarias para consolidar estos desniveles supondrían una inversión superior al millón de euros. El Alcalde de Getxo en ese momento, Iñaki Zarraoa, y los responsable técnicos municipales, estimaron entonces que la situación no era preocupante. Zarraoa afirmó que «si las obras se hacen dentro de cuatro años, tampoco pasa nada».
En 2006 otro desprendimiento
El 13 de enero de 2006 la ladera situada entre la playa de Ereaga y el Puerto Viejo, en Getxo, sufrió un nuevo desprendimiento. El derrumbe provocó la caída de «tierra, algunas piedras y un árbol que estaba seco», según informó el responsable del urbanismo local entonces, Andrés Uriarte. El edil apuntó que el «derrumbe fue motivado probablemente por la intensa lluvia caída la semana anterior».
Por otro lado, en junio de 2012 hubo un nuevo capítulo de desprendimientos en la ladera más próxima al restaurante Los Tamarises. El alcalde Imanol Landa decidió zanjar el asunto poniendo pivotes en los puntos donde cayó la tierra como medida de seguridad eliminando plazas de aparcamiento tal y como muestra la imagen de abajo. El riesgo de desprendimiento en este punto todavía existe por lo que la zona continúa acordonada a día de hoy.
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