El pleno municipal de octubre celebrado esta semana en Getxo dejó al descubierto la distancia cada vez mayor entre la alcaldesa Amaia Aguirre y los vecinos del municipio. Numerosos ciudadanos acudieron al salón de plenos para expresar su malestar por el deterioro visible de la localidad: jardines descuidados, suciedad en las calles, falta de podas, sensación de inseguridad y el polémico rediseño de la nueva Calle Mayor de Las Arenas.
Lejos de mostrar empatía o reconocer el malestar ciudadano, la alcaldesa respondió con un comentario que muchos interpretaron como un auténtico desaire a los asistentes:
“Discrepo de vuestra visión tan negativa del municipio. La gente con la que hablo no me traslada esa percepción.”
Las palabras de Aguirre causaron indignación entre los presentes, que las vieron como una muestra de desconexión con la realidad. “Hoy ha recibido un baño de realidad”, comentó uno de los vecinos al término del pleno. Otros lamentaron que “quien gobierna Getxo no pise las calles ni vea lo que pasa en ellas”.
Durante el debate, la alcaldesa insistió en que “Getxo es un municipio seguro” y justificó la falta de mantenimiento y poda de árboles en “cuestiones normativas europeas”, eludiendo toda autocrítica sobre el estado actual del municipio.
Para muchos vecinos, la escena reflejó la burbuja política en la que parece instalada Aguirre, rodeada de asesores complacientes y alejada de los problemas reales. Mientras el Ayuntamiento defiende una imagen idealizada de Getxo, las quejas por suciedad, abandono e inseguridad no dejan de crecer.
La alcaldesa puede discrepar de la visión de sus vecinos, pero el malestar ciudadano es innegable —y cada vez más visible en las calles del municipio.




