Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Las nuevas jardineras de la Calle Mayor de Las Arenas ya muestran signos de vandalismo.

Las jardineras instaladas recientemente en la Calle Mayor de Las Arenas para separar el carril bici de la acera comienzan a deteriorarse antes incluso de asentarse en el paisaje urbano.

Pese a las numerosas voces que reclamaban una mayor apuesta por el arbolado urbano —más duradero y con un impacto ambiental real— el Ayuntamiento optó por multiplicar las jardineras, un elemento vistoso en el papel, pero vulnerable y difícil de mantener.

Apenas semanas después, ya se aprecian ejemplares con los ciclámenes arrancados, dejando los huecos de tierra al descubierto y evidenciando una realidad que no debería sorprender a nadie. Y es que el robo y vandalismo de plantas en espacios públicos es, tristemente, un clásico.

Lejos de convertirse en un avance verde para el municipio, las jardineras empiezan a verse como un recurso frágil, costoso y estéticamente deteriorado en tiempo récord. Mientras tanto, quienes defendían la plantación de árboles señalan que estos hubieran aportado sombra, reducción de temperatura y un valor perdurable, además de ser más difíciles de destrozar o sustraer.

La iniciativa, que nació con intención estética y funcional, parece haber pecado de falta de previsión. El mobiliario urbano ya muestra fatiga y esta se ha convertido en una oportunidad perdida para apostar por un verde real, y no por un adorno efímero.