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EDITORIAL│ Mientras la iniciativa privada logra restaurar un palacete emblemático de más de 100 años de Getxo en menos de dos años, las instituciones públicas dilapidan millones de euros y 12 años en rehabilitar las Galerías de Punta Begoña

Durante la presidencia del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, la que fuera su Ministra de Presidencia, Carmen Calvo, lanzó la lapidaria frase de que «el dinero público no es de nadie». Aunque pueda parecer exagerado, tras comprobar la gestión que las instituciones públicas vascas hacen del dinero público en algunas cuestiones es lógico que uno pueda pensar que comparten el pensamiento de la señora Calvo.

En nuestro municipio, Getxo, el Ayuntamiento, la Diputación Foral de Vizcaya, la Universidad del País Vasco, etc. llevan dilapidados millones de euros en la restauración de las Galerías de Punta Begoña que comenzaron hace casi 10 años y a la que todavía le quedan al menos tres años más. De hecho, una década después del inicio de los trabajos gran parte del exterior de las galerías todavía muestra un aspecto deplorable y decadente a pesar de tratarse de una de las estructuras más emblemáticas del municipio y uno de los primeros elementos que ven los turistas cuando llegan a nuestro municipio en crucero.

Sin embargo, muy cerca de las mencionadas galerías la iniciativa privada logrará en menos de dos años restaurar un singular y emblemático palacete -Palacio Arriluce- (más antiguo que las propias galerías) para convertirlo en un hotel ajustándose incluso a los exigentes requerimientos que le marca la Diputación para respetar la fachada original de un edificio protegido.

Son formas muy diferentes de gestionar el dinero. Mientras en el primero se inyecta dinero público en un saco sin fondo para entidades amigas, universidad pública, chiringuitos, etc, sin ningún tipo de control, en la segunda cada céntimo del gasto y de las desviaciones de dinero se controla.

Ambos edificios son igual de relevantes para Getxo, porque suponen dos elementos, no solo de postal, sino que son parte de la historia de nuestro pueblo. La diferencia es que en el caso del Palacete Arriluce la iniciativa privada nos ha ahorrado a los getxotarras muchísimo dinero en su restauración, mientras que con las Galerías los gestores de lo público están echando nuestros dinero a la basura.

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