Realmente, la nueva adjudicación -del Puerto deportivo de Getxo- aparentemente es conforme a derecho.
La cantidad que se le exige a la nueva adjudicataria es extremadamente alta. Es claro que repercutirá. Si asume 21 millones es razonable que al menos pretenda multiplicar por tres.
La primera medida que afectó al Puerto llegó del Ayuntamiento: anchar la acera paralela al faro supuso 90 plazas menos.
Al de tres años un señor tuvo un infarto y el Ayuntamiento decidió entrar en la concesionaria. Había muchos automóviles y mal aparcados, no podían entrar, y empezaron a multar a vehículos. Comenzaron los controles de alcoholemia, se creó la nueva zona de ocio en Larrabasterra, Sopelana, etc.. La ecuación cambió.
A partir de ese momento todo fue diferente. Los empresarios empezamos a despedir. Yo despedí a dos y, en total no habrán sido menos de cincuenta. A partir de ahí, año 2007, salvo excepciones, el Puerto dejó de ser rentable para convertirse en una quiebra.
Sé de lo que hablo, lo he sufrido.
Yo, que no soy nadie, digo y afirmó que por esta vía tan exigente económicamente las posibilidades de quiebra de la concesionaria y los negocios establecidos es indudable.
El tiempo, que ni vuelve ni tropieza, hablará por mí. Por último, a mí me da igual.
Un saludo
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