Vecinos denuncian la degradación progresiva de la playa, donde las piedras ocupan ya buena parte del espacio originalmente recuperado
La playa de Arrigúnaga presenta hoy un estado muy alejado del que ofrecía tras la intervención acometida en 1998, cuando se ejecutó un ambicioso proyecto de regeneración que supuso la reposición de 212.000 metros cúbicos de arena, extraída del fondo marino frente a la localidad de Bakio.
Esta actuación, que tuvo un importante coste económico y un destacado impacto en la mejora del uso público del arenal, ha visto revertido su efecto con el paso del tiempo.
En los últimos años, la dinámica natural del litoral ha provocado un progresivo arrastre de la arena, dejando a la vista una gran cantidad de piedras que permanecían sepultadas desde la finalización del proyecto. Esta situación afecta de forma directa al uso recreativo de la playa, especialmente en la zona más próxima a los malecones, donde la acumulación de rocas impide o dificulta el baño.
Diversos residentes han trasladado su malestar al Diario de Getxo por el estado actual del arenal. Algunos apuntan a la falta de mantenimiento y al desplazamiento de materiales como factores que han agravado el problema. “La mitad de la playa está inutilizada por las piedras que se han desplazado desde los malecones que se construyeron”, señala uno de los testimonios recogidos.
Si bien hay quien está de acuerdo en dejar a la naturaleza que haga su trabajo y que Arrigúnaga se convierta en un espacio que haga honor a su nombre en euskera, otro sector de la población echa en falta que no se hayan anunciado medidas específicas por parte de las administraciones para evaluar nuevas actuaciones de regeneración. Mientras tanto, Arrigúnaga sigue transformándose en un paisaje cada vez más pedregoso, alejándose del perfil arenoso que caracterizó a la playa tras las obras de finales del siglo pasado.
La situación reabre el debate sobre la sostenibilidad y eficacia de las intervenciones costeras de gran escala si no van acompañadas de planes de seguimiento, mantenimiento y adaptación a medio y largo plazo. En este contexto, la playa de Arrigúnaga representa hoy un caso visible de regresión costera no abordada, con consecuencias claras sobre el acceso y el uso público del espacio litoral.




