El Ayuntamiento de Getxo ha anunciado los resultados de los llamados Presupuestos Participativos 2026, ese proceso que el equipo de gobierno —con Gorka Mostajo al frente de Participación Ciudadana— sigue presentando como ejemplo de democracia directa, cuando en realidad no pasa de ser un ejercicio de maquillaje político.
La propuesta más votada ha sido la colocación de bancos isquiáticos en paseos y parques del municipio. Le siguen un programa cultural infantil, otro “para la juventud” elaborado de forma participativa, la mejora del campo de hockey de Fadura, el balizado de la ruta del Gobela y la renovación del parque Alango. Con esos seis proyectos se agota el 75% del millón de euros reservado. El resto —254.000 euros— se destinará parcialmente al séptimo proyecto: una mejora de la accesibilidad en el polideportivo de Andra Mari.
El resultado, como cada año, se vende con entusiasmo institucional: “La gran participación demuestra el compromiso de la ciudadanía”, ha declarado la alcaldesa Amaia Aguirre. Según los datos oficiales, 1.493 personas tomaron parte en la votación (1.307 de forma presencial y 186 online), lo que supone un aumento del 42% respecto al año anterior.
Pero más allá de los porcentajes y los discursos triunfalistas, la realidad sigue siendo la misma: un proceso estrictamente tutelado desde el Ayuntamiento, donde la ciudadanía no decide qué proyectos se pueden proponer, ni cómo se ejecutan, ni qué criterios determinan su selección.
De las 2.327 ideas iniciales recogidas en la primera fase, el consistorio redujo el abanico a ocho opciones finales, filtradas por técnicos sin nombre ni transparencia pública. La supuesta participación se limita, por tanto, a una encuesta sobre un menú cerrado.
Un millón de euros de los más de 170 millones del presupuesto municipal se destinan a este escaparate anual, lo que equivale a ofrecer un caramelo a cambio de foto y propaganda.
Mientras tanto, los grandes contratos, las obras urbanísticas y las decisiones de peso continúan cocinándose en despachos a los que la ciudadanía no tiene acceso.
La concejalía de Participación habla de éxito. Pero la pregunta es: ¿participación de quién, en qué y para qué?
Elegir entre bancos, balizas y actividades culturales menores no es construir el futuro del municipio; es simplemente aceptar las sobras del menú institucional.
En definitiva, los Presupuestos Participativos 2026 confirman lo que ya se sospechaba, que en Getxo la participación sigue siendo una escenografía, un decorado bien iluminado que esconde la falta de debate, de transparencia y de verdadera corresponsabilidad ciudadana.
El Ayuntamiento reparte migajas, y encima pide aplausos.




