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La reforma de la calle Máximo Aguirre sigue sin convencer: los vecinos denuncian “un auténtico galimatías urbanístico”

Las obras de remodelación de la calle Máximo Aguirre, una de las arterias más emblemáticas de Las Arenas, siguen generando malestar entre los vecinos. Pese a los meses transcurridos desde su finalización, las quejas no dejan de aumentar y muchos residentes consideran que el resultado “es un despropósito que combina falta de previsión, errores de diseño y confusión en la señalización”.

“Cada día me asalta más la duda de si los responsables de urbanismo del Ayuntamiento de Getxo son ineptos o si se están riendo de nosotros, con el apoyo de la alcaldesa y su equipo de gobierno”, lamenta una vecina que ha querido poner voz al creciente descontento. “Me gustaría exponer el galimatías que supone la preciosa calle Máximo Aguirre”, añade.

El carril bici es uno de los principales motivos de crítica. Los vecinos denuncian que “lo que en un principio iban a ser dos carriles bici a ambos lados de la calzada se ha quedado en uno estrechísimo, situado en una de las aceras con dirección hacia la ría”.

El Ayuntamiento explicó que decidió suprimir el segundo bidegorri para “permitir la convivencia entre bicicletas y vehículos”, argumentando que el límite de velocidad de 30 km/h y el tráfico moderado de la zona lo hacen viable. Sin embargo, los residentes consideran que esta modificación “demuestra la falta de previsión” y deja una infraestructura “incompleta e insegura”.

La confusión aumenta con la señalización vial, que combina símbolos contradictorios. “Deciden dejar solo uno pintado en rojo y trazan unas líneas discontinuas en mitad de la calzada, en medio de las cuales dibujan una bici, dirección Ibaigane.

Además, dicha calzada tiene letras enormes que indican PEATÓN PRIORIDAD”, explica la residente. “Me llena de inquietud saber quién tiene más derecho a transitar por ahí: peatones, bicicletas o vehículos”.

El desconcierto es tal que los vecinos cuestionan incluso la utilidad de los pasos de peatones. “Si el peatón tiene prioridad, ¿para qué pintan pasos de cebra en cada esquina? Esta duda la hago extensiva a todo el municipio. Una indicación anula la otra”, afirma la misma vecina, que insiste en la necesidad de una revisión completa de la señalización.

Las nuevas zonas verdes tampoco se libran de las críticas. “Nos han plantado unas hileras de césped que, en principio, son bonitas, pero de las que sobresalen unos artilugios rojos que atribuimos al riego, dando por hecho que se terminarían de ocultar. Pues ya llevan varios meses y ahí siguen los artilugios rojos que, no sé si serán útiles, pero feos son un rato”, describe la vecina.

A esto se suma el problema de acceso a los contenedores de basura, que se han visto rodeados por los parterres recién instalados. “Los que tenemos que sacar la basura tenemos que hacer auténticos equilibrios para llegar a los contenedores porque los parterres no dejan acceder y no son nada fáciles de atravesar. Además, van a acabar destrozados de tanto pisarlos. Imagínense cuando llueve, que se vuelven barrizales resbaladizos”, explica. “Ya sé que la opción sería dar un rodeo, pero no creo que sea buena idea hacerlo cargados con bolsas y a ciertas horas nocturnas, como solemos sacar la basura”.

Los residentes concluyen que la reforma ha resultado más confusa que funcional y que la ejecución del proyecto ha deteriorado la experiencia cotidiana en la calle.

«Opino que don Máximo Aguirre y los vecinos y usuarios de la preciosa calle que lleva su nombre merecen algo mucho más digno”, sentencia.