Unas 4.500 personas han visitado la fragata de la Armada española «Blas de Lezo» durante los tres días que ha permanecido en el muelle de Getxo. Una cifra elevada teniendo en cuenta que el horario de visitas era bastante reducido y por la tarde.

Este buen dato de visitas convierte en insignificante la protesta de una treintena -a los sumo cuarenta- de personas de la izquierda abertzale radical que el viernes recibieron al buque al grito de «asesinos» y «fascistas» atendiendo a una convocatoria de Algortatik Hanka, una organización que se autodefine como «Movimiento contra las fuerzas represivas».

Ha sido tal la expectación y el interés de los ciudadanos por ver el buque de la Armada que ayer domingo –último día de visitas- las puertas tuvieron que abrirse de par en par -fuera de horario- para que nadie se quedara sin visitarlo.

Los datos de las visitas demuestran que los vizcaínos, muchos de ellos del mismo Getxo, han dado un buen recibimiento a la joya de la Armada.

La fragata con base en Ferrol atracó en Getxo el pasado viernes 26 de junio para recibir la Bandera de Combate de manos de la princesa Ana de Orleans, que actuó en el acto de entrega de ayer domingo como madrina.

La enseña fue confeccionada y ofrecida por el real Club Marítimo del Abra y Real Sporting Club, que suma más de 3.000 socios en estos momentos tras 17 años de existencia. Su presidente, Estanislao Rey-Baltar destacó que el club «ha tenido las puertas abiertas siempre a la Armada» y que «son muchos los marinos vascos ilustres en la historia naval».

Precisamente, Getxo es la localidad natal del ministro de Defensa, Pedro Morenés, que presidió el acto al que acudieron también, entre otras autoridades civiles y militares, el Delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, el presidente de la Autoridad Portuaria, el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado y Díaz del Río, y el Almirante de la Flota, Santiago Bolíbar Piñeiro. Fue un acto cargado de simbolismo y emotividad.

Bandera de Combate

La entrega de la bandera de Combate es uno de los hitos más importantes en la vida operativa de un buque de guerra, junto con su botadura o su entrega a la Armada. Esta tradición tiene su origen en el real Decreto de 28 de mayo de 1785 firmado por Carlos III y por el que resuelve adoptar un nuevo pabellón para los buques de la Armada con el objeto de poder distinguirlos al entrar en combate «a larga distancia o con vientos calmosos». Es una lujosa prensa de tradicional significación, custodiada en lugar preferente a bordo, normalmente en la Cámara de Oficiales.