Desde que el pasado 17 de junio la candidata del PNV, Amaia Aguirre, fuese proclamada alcaldesa de Getxo por segunda legislatura consecutiva, se ha abierto el habitual periodo de los 100 días de gracia o de cortesía que suele otorgar la oposición con el fin de que la primera edil pueda comunicar a la ciudadanía y al resto de formaciones políticas cuáles van a ser las líneas generales de su política estos próximos cuatros años así como sus prioridades al mando del Gobierno municipal. En concreto, en este periodo, Aguirre tendrá la oportunidad de explicar cómo será su gobierno y qué pretende hacer durante su segundo mandato.

De este modo, en estos 100 días Aguirre deberá explicar si procederá a cambiar de rumbo después del tirón de orejas que le dio la ciudadanía el pasado 28 de mayo en las urnas -su formación perdió más de 4.000 votos y dos concejales- y a rectificar en algunos de los temas más conflictivos como es por ejemplo el proyecto del nuevo PGOU.

La perdida de la mayoría absoluta junto a su socio de gobierno – el PSE- le obligará a abrirse a pactos con el resto de formaciones políticas por lo que parece que se pone fin al denominado «rodillo» que ha venido aplicando los últimos cuatro años.

Se le abre así a la alcaldesa un periodo donde debe fijar las bases y las líneas que regirán la política de su gobierno y donde tiene la gran oportunidad de corregir aquello que le ha llevado a perder la confianza de gran parte de la ciudadanía y también la posibilidad demostrar que es apta para ocupar el puesto que le ha otorgado ser nieta de quien es.