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El Ayuntamiento de Getxo responde con propaganda triunfalista a la denuncia de una joven por miedo en Algorta

Tras la repercusión de la noticia publicada ayer por el Diario de Getxo, el Ayuntamiento responde con una nota repleta de autoelogios y sin autocrítica sobre sus estadísticas de delincuencia. La ciudadanía, sin embargo, percibe otra realidad.

La repercusión social de la denuncia publicada ayer en este medio, donde una joven relataba el miedo que sintió al ir sola por Algorta hacia la estación de metro, ha provocado una reacción inmediata del Ayuntamiento de Getxo. Lejos de anunciar medidas para combatir la creciente sensación de inseguridad entre sus vecinos —especialmente entre mujeres y jóvenes—, el consistorio ha optado por una salida más propagandística: presumir de que Getxo es “el municipio de más de 50.000 habitantes con menor tasa de delitos de Euskadi”.

Según datos presentados por la Policía Local y la Ertzaintza en la Comisión de Seguridad Ciudadana, en 2024 la tasa de infracciones penales se situó en 49,53 por cada mil habitantes. Una cifra inferior a la media de Vizcaya (65,18) y de Euskadi (63,31), que el Ayuntamiento ha aireado con orgullo, olvidando matizar que los datos incluyen ciberdelincuencia —menos perceptible en la vida cotidiana— y que los delitos presenciales, aunque dicen haber bajado, siguen generando preocupación entre los vecinos.

Pero lo más llamativo de la nota institucional no es solo el tono de autoelogio, sino la falta de autocrítica en un consistorio que ya protagonizó un escándalo de opacidad al presentar un balance policial que omitía deliberadamente un homicidio en el año 2024. Una manipulación que fue denunciada por este medio y que puso en entredicho la fiabilidad de los datos ofrecidos desde el área de Seguridad Ciudadana.

Ahora, tras la denuncia de una joven que se sintió intimidada por dos varones en la calle Torrene y más tarde percibió inseguridad por un grupo dentro del metro, la concejala Keltse Eiguren ha apelado a la “percepción subjetiva” de la ciudadanía, atribuyendo el malestar social a “los medios, las redes sociales o las experiencias personales”. Una afirmación que, lejos de tranquilizar, ha sido recibida como una forma de culpabilizar a la población por atreverse a expresar lo que vive.

La nota del Ayuntamiento enumera una larga lista de medidas: más patrullas a pie, tecnología policial, análisis de datos, cámaras… Pero no hay ni una sola línea que hable de lo que sienten quienes caminan por las calles con miedo. Tampoco se recogen compromisos concretos para atajar las situaciones de acoso o violencia callejera que no siempre terminan en denuncia, pero que cada vez más vecinos comparten en redes o medios como este.