Calles en mal estado, vivienda inaccesible, comercios que cierran, jóvenes que se marchan, barrios abandonados, servicios públicos saturados… y mientras tanto, el Ayuntamiento de Getxo decide volcar tiempo, dinero y recursos en la invención de una criatura mitológica para entretener a turistas y niños. Lo han bautizado como el Dragón del Flysch y, según el propio consistorio, es el nuevo “guardián ancestral” de la costa vizcaína.
No es broma. Bajo el pretexto de “promover el patrimonio natural”, el Ayuntamiento ha presentado una revista ilustrada en la que un ser imaginario —una mezcla de serpiente marina y personaje de dibujos animados— recorre los acantilados de Punta Galea contando monedas fósiles y rugiendo que es “rico”. El objetivo declarado: convertirlo en mascota oficial del Flysch, crear merchandising, una web temática y quién sabe cuántas campañas más.
La iniciativa, impulsada junto a la Asociación Jata-Ondo, es una muestra escandalosa de prioridades completamente fuera de lugar. Mientras miles de vecinos padecen el deterioro de los servicios más básicos, el equipo de gobierno se dedica a escribir fábulas que no responden a ninguna necesidad urgente del municipio.
Lejos de reforzar el conocimiento del entorno natural, esta operación supone una banalización absoluta del Flysch, un espacio de gran valor geológico y científico que no necesita adornos de fantasía infantil para tener relevancia. Convertirlo en escenario de cuentos mitológicos inventados revela un desprecio preocupante por el rigor y el respeto al patrimonio real.
Este tipo de actuaciones son el síntoma claro de un Ayuntamiento más preocupado por construir relatos vacíos y alimentar su imagen pública que por solucionar los problemas de fondo que arrastra Getxo. Proyectos como el Dragón del Flysch son humo institucional que se sustentan en gestos propagandísticos que no resuelven nada, no mejoran nada y no benefician a nadie… salvo a quienes los promueven para colgarse medallas creativas.
Mientras esto ocurre, Getxo sigue sin planes efectivos de vivienda para jóvenes, con escasez de equipamientos sociales en varios barrios y sin respuesta seria a la precariedad de muchas familias.
Crear un monstruo marino mientras el municipio hace aguas por todas partes es más que una frivolidad. Es una provocación. Un insulto a la inteligencia de los vecinos que exigen políticas eficaces, no cuentos de hadas.
Si el Ayuntamiento cree que lo que necesita Getxo en este momento es un dragón, tal vez lo que de verdad sobra en esta historia no es la criatura mitológica… sino quienes la han puesto en el centro de la política local.




