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Las rampas de Salsidu siguen paradas y el Ayuntamiento aún “diagnosticando”

La calle Salsidu sigue siendo el símbolo más visible de la desidia municipal en Getxo. Tres meses después de que el Ayuntamiento anunciara con entusiasmo la “puesta en marcha de la mayoría” de las rampas mecánicas, ocho de las nueve siguen fuera de servicio, los vecinos continúan escalando cuestas imposibles y la concejal de Infraestructuras, Janire Ocio, ha ofrecido en la última comisión informativa de septiembre unas explicaciones tan confusas que nadie —ni siquiera ella misma— parece entender en qué punto se encuentra el problema.

Según Ocio, tras el análisis realizado por la nueva empresa de mantenimiento en julio, “la situación ha sido de mayor complejidad que lo que esperábamos”. La frase, tan torpe como reveladora, resume el nivel de claridad que la edil demostró durante su intervención.

Pero lo más preocupante llegó después. De su exposición —si puede llamarse así— se desprende que el Ayuntamiento todavía no tiene un plan definido, ni un calendario de actuación, ni una explicación coherente para justificar la lentitud del proceso. Ocio llegó a afirmar, textualmente, que “habría que ponerlas en marcha, que estén funcionando, y una vez que se vea ese diagnosis se procederá después a realizar el pliego para una renovación integral de las propias rampas de Salsidu”.

El desconcierto fue absoluto. Los presentes no sabían si la concejal estaba describiendo un proceso técnico o improvisando sobre la marcha. “Sabemos lo que les pasa ahora cuando no están funcionando, pero lo que se quiere es analizar una vez con esos cambios que se hagan, eh… hacer un diagnosis y ver realmente cuáles son los elementos que necesitan una integración completa”, añadió, en una intervención que parecía un ejercicio de retórica vacía más que una rendición de cuentas.

Resulta preocupante que una responsable pública no sea capaz de explicar con claridad qué se está haciendo con una infraestructura esencial para cientos de vecinos de la parte baja de Algorta. Y no hablamos de un asunto nuevo: el deterioro de las rampas de Salsidu lleva años denunciándose. Lo que comenzó como averías intermitentes acabó con prácticamente todas las rampas paralizadas, sin que el Ayuntamiento reaccionara con la urgencia que exigía la situación.

Mientras tanto, la famosa “reclamación de daños” a la empresa saliente, anunciada a bombo y platillo en julio, aún “se ha iniciado”, según reconoció la propia concejal. Es decir, tras meses de anuncios, el proceso sigue en pañales.

La impresión general es que el Gobierno municipal no solo llega tarde, sino que tampoco sabe explicar lo que hace cuando por fin llega. Las declaraciones de Ocio —llenas de rodeos, tecnicismos mal empleados y frases inacabadas— transmiten una preocupante sensación de improvisación, impropia de una administración que debería actuar con rigor y transparencia.

Y mientras el Ayuntamiento se pierde entre “diagnósticos” y “pliegos”, los vecinos siguen subiendo por Salsidu como pueden. Personas mayores, con movilidad reducida o padres con carritos afrontan cada día lo que se ha convertido en un pequeño calvario urbano.

Porque sí, las rampas se pararon hace años. Pero lo que verdaderamente se ha quedado inmóvil en Getxo es la capacidad de gestión y autocrítica de un equipo de gobierno que ni repara, ni informa, ni asume responsabilidades.