Los asesinatos del juez Jose María Lidón en Algorta y del concejal popular Miguel Ángel Blanco marcaron el futuro de las contrataciones masivas de escoltas privados. Este viernes se presenta el libro «Una pistola y Veinticinco balas». Su autor César Charro denuncia que muchos de ellos «sobreviven hoy a duras penas entre el desprecio y el olvido de aquellos a los que libraron de las garras de la muerte».
Este viernes se presenta el Bilbao (Biblioteca de Bidebarrieta, 12:00 horas) el libro «Una pistola y Veinticinco balas» que recoge, desde el punto de vista de su autor, César Charro Rodríguez, las renuncias, vivencias y miedos de los escoltas privados que protegieron a miles de ciudadanos durante la barbarie terrorista de ETA.
El libro está redactado en clave de homenaje al colectivo así como de denuncia «porque muchos de ellos sobreviven hoy a duras penas entre el desprecio y el olvido de aquellos a los que libraron de las garras de la muerte».
Charro ha recordado que los escoltas privados consiguieron «que no les fuera arrebatada ni una sola de las vidas que les confiaron a pesar de la dureza de los atentados de ETA».
El atentado del juez José María Lidón en Algorta fue, junto con el asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco, lo que marcó el futuro de las contrataciones masivas de escoltas privados según César Charro. «Se decidió implantar sistemas de protección personal para todo cargo público así como extender dicha cobertura a todos los miembros de la carrera judicial» ha explicado.
Charro fue además alumno de Lidón durante sus años de carrera de la licenciatura de Derecho lo que hace más interesante el relato de sus impresiones y anécdotas vividas en primera persona.
La Policía local de Getxo no movió un dedo para parar el escarnio que suponía el lanzamiento de cohetes desde una txosna de las fiestas del municipio cuando se conoció el estado próximo a la muerte de Miguel Ángel Blanco.
En Getxo fueron muchos los ciudadanos que necesitaron escolta privada. Una de las anécdotas que recoge Charro en el libro, y que ocurrieron en nuestro municipio, es la llamada de una vecina a la policía local de Getxo -con la voz quebrada por el llanto- donde denunciaba que en una de las txosnas del recinto festivo -el resto permanecían cerradas- habían puesta música de fanfarria y tirado cohetes al poco tiempo de conocerse por los medios la noticia del hallazgo de Miguel Ángel Blanco y de su estado cercano a la muerte. La policía local no movió un dedo ni se envió siquiera una patrulla a parar aquel escarnio, según Charro.
El libro «Una Pistola y Veinticinco Balas» es para su autor «el relato alternativo a la versión oficial, la voz de los que arriesgaron su vida, de los que inclinaron la balanza. La narración de sus vivencias, sus renuncias y sus miedos, de lo que hicieron para que todos ganáramos la paz. Es la epopeya de los últimos héroes caídos, el relato de la vergüenza, el homenaje que nunca tendrán».
De vergüenza lo de no mandar ninguna patrulla.
Con dos hubiese bastado, pero algunos se hacen cakita con los borrokas,
Un mando 3 agentes y basta. ¿pocas veces os ha tocado no?
Y los sargentos trabajando de mañana……..así va el cuerpo.
En Bilbao ahora no le va a la zaga.
Gracias a mis enemigos, por darme mas importancia de la que tengo.
Pues el día 16 de julio suelen ser las fiestas de El carmen de Neguri, así que créetelo. Porque si Miguel Ángel Blanco falleció un domingo 13 de julio a las 4:30 de la madrugada, es perfectamente factible que Neguri Langile estuviera en fiestas. ¿Información reservada de la Policía? Reservada para que sigan haciendo lo que les da la gana en ese cuerpo policial podrido con dirigentes y mandos corruptos. Tú debes ser alguno de ellos.
Cesar, el 13 o 14 de julio, ¿Qué fiestas hay en Getxo?, ¿de donde has sacado esa información? y si es así ¿estas revelando información reservada de la policía? ¿De verdad, estudiaste derecho?