Miguel Malo
Miguel Malo. Periodista.

Corría el año 1997 cuando se inauguró el Puerto Deportivo El Abra-Getxo.  Estaba llamado a ser una amplia zona de ocio, gastronomía y consumo y prometía atraer grandes cantidades de gente del Gran Bilbao a la zona. Fue durante los años siguientes a su inauguración cuando el puerto deportivo de Getxo conoció sus mejores días. Esta área contaba con numerosos restaurantes, bares, salas de cine, tiendas, salón de juegos, etc; era un lugar concurrido pensado para personas de todas las edades e incluso había cierto ambiente nocturno. 18 primaveras después, su decadencia se acentúa año tras año, sin que en el horizonte parezca haber una solución a corto plazo.

La gente prefiere el puerto viejo para pasar el tiempo.

Hay varios síntomas de este paulatino declive. Empezando por los cines, podemos observar cómo Getxo Zinemak han visto reducido su número de salas a seis, a pesar de contar con el precio más bajo de toda el área metropolitana de Bilbao. Los restaurantes del pabellón principal cada vez reciben menos clientes, y solo sobreviven las tres o cuatro cadenas de comida que a todos nos vienen a la mente al pensar en el puerto deportivo, puesto que los locales que han ido abriendo en el resto de establecimientos libres, han ido cerrando uno detrás de otro con el paso del tiempo. En cuanto al salón de juegos contiguo, digamos que ha visto días mejores; las recreativas están ajenas a todo tipo de renovación y por allí apenas se deja ver nadie.

Ni qué decir tiene que una de las mayores quejas de los consumidores es la falta de aparcamiento. El puerto está situado a un buen trecho de la parada de metro más cercana y en una zona con bajos niveles de densidad de población, por lo que la gran mayoría de la gente se desplaza al lugar en coche. En verano (la única época del año en la que la afluencia de gente puede considerarse alta) son constantes los problemas para aparcar. Así mismo, otra de las quejas más comunes suele ser la dejadez que presenta, ya que muchas veces las zonas comunes están sucias o poco cuidadas. Es por estas razones y muchas más que los habitantes de la zona prefieren el Puerto Viejo para pasar el tiempo. Por otra parte, el acuario está subvencionado por el ayuntamiento y es deficitario (como informó este mismo medio); pero el proyecto fracasado más reciente fue el intento de discoteca.

El puerto atrae miles de cruceristas que no tienen nada que hacer en la zona.

Uno de los mayores aciertos, bajo mi punto de vista, fue el hecho de traer cruceros a la zona. Es una gran idea, aunque desaprovechada, porque los turistas no se quedan en Getxo, sino que se van a pasar el día a Bilbao, o incluso acuden a catas de vinos en La Rioja, por lo que salen del País Vasco sin dejar un euro en las arcas. Otro indicador de que algo no va bien es la falta de hoteles en los alrededores y su baja ocupación. El proyecto para atraer cruceros se inició en 2005 y desde entonces ha costado 34 millones, atrayendo miles de cruceristas que no tienen nada que hacer en la zona.

Puede que tengamos que alejarnos un poco del puerto para ver qué se puede estar haciendo mal. Es curioso que, a pesar de la decadencia de la que hablamos, el paseo que recorre la playa de Ereaga y que avanza hacia las Arenas es una zona muy transitada, junto con el “bidegorri”. Esto quiere decir que el problema no reside en la falta de gente, sino en conseguir atraer consumidores que estén a gusto y cuenten con variados servicios de calidad en el puerto. Resumiendo, ser una alternativa al puerto viejo. Así pues, está bastante claro que las cosas se están haciendo mal y que el puerto deportivo de Getxo necesita una remodelación que invierta la tendencia antes de que el barco termine por hundirse.