La Plaza San Nicolás de Algorta ha sufrido la mayor transformación de su historia hasta tal punto de convertirse en un lugar irreconocible y sin identidad.
Los vecinos de la zona han comenzado a recoger firmas para que el arquitecto de la obra «no vuelva a hacer más chapuzas de este estilo» y para pedir al alcalde que vuelva a poner en la plaza el kiosko que desmanteló en su día.
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