20 años después del asesinato del joven concejal de Ermua a manos de ETA, el Ayuntamiento de Getxo tampoco realizará ni un minuto de silencio en su recuerdo. «Nadie fue capaz de ir a identificar a 4 niñatos que, en las fiestas de Neguri Langile, pusieron música de fanfarria y tirado cohetes al poco tiempo de conocerse por los medios la noticia del hallazgo de Miguel Ángel Blanco y ninguna autoridad se acercó a parar aquello» explica el autor del libro «Una pistola y veinticinco balas».

Getxo es uno de los municipios que más ha sufrido el totalitarismo de la banda terrorista de ETA. Las cartas de extorsión de empresarios afincados en el municipio, los secuestros o asesinatos como el del Juez Lidón, entre muchos otros, ocasionaron en la localidad así como en todo el País vasco un terror con el que muchas familias tuvieron que convivir sin apoyo de nadie.

20 años después el Ayuntamiento de Getxo no realizará ni un minuto de silencio por el joven concejal de Ermua asesinado.

20 años después del despiadado asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y coincidiendo con los actos de homenaje que se están realizando en muchos partes de España, nos encontramos con que el Equipo de Gobierno de Getxo ha optado por no conceder siquiera un solo minuto de silencio en recuerdo a Blanco. A pesar de que el Pleno aprobó la moción de los populares para realizar dicho homenaje, la aprobación se consiguió gracias únicamente a los votos afirmativos del PP y de Ciudadanos, puesto que todos los demás, incluido el grupo socialista, se abstuvieron.

Conviene recordar que hablamos de un Ayuntamiento, el de Getxo, que no movió un dedo cuando, el día en que asesinaron a Miguel Ángel Blanco, unos energúmenos se dedicaron a tirar cohetes al poco de conocerse la noticia. Nadie fue capaz de ir a identificar a 4 niñatos que, en las fiestas de Neguri Langile, se dedicaron a reírse de una persona que acababan de matar. Habían puesto música de fanfarria –en una txosna- y tirado cohetes al poco tiempo de conocerse por los medios la noticia del hallazgo de Miguel Ángel Blanco y ninguna autoridad se acercó a parar aquello» explicó el autor del libro «Una pistola y veinticinco balas», César Charro. –Charro: “En Getxo había de todo. Había mucho amenazado, mucho protegido y mucho etarra”-.