Josetxo es getxotarra. Josetxo quiere una televisión. Josetxo tiene tres opciones: salir a la calle a comprarla a la tienda de electrónica más cercana, hacerse con ella por internet o bien acudir a un centro comercial cercano. Si Josetxo pone en una balanza precio, comodidad, variedad de modelos a elegir y disponibilidad, ¿cuál creéis que será la opción menos atractiva para él?
Si excluimos compras baratas y rutinarias como las que podemos hacer en panaderías, supermercados o copisterías, consumir en el pueblo es de los gastos menos rentables que podemos realizar. Y el mayor de los problemas no se encuentra en las tiendas de electrónica, sino en las de ropa; bañadores a 54 euros cuando la gente con dos dedos de frente los compra por cinco.
Muchos comercios priorizan cantidad frente a calidad, cuando ese es el terreno en el que no pueden competir contra las grandes superficies.
Uno de los puntos negativos a destacar de los comercios es la disposición de los escaparates y de las tiendas en su conjunto. Mientras las grandes marcas cuidan el aspecto del negocio, su escaparate y la colocación de los productos, los comercios locales tienden a aglomerar objetos en muy poco espacio, olvidando en muchos casos contar con una presentación atractiva y dando prioridad a la cantidad frente a la calidad, cuando curiosamente ese es precisamente el aspecto en el que no pueden competir con los grandes comercios. Otra de las desventajas claras del pequeño comercio de cara al consumidor es que en la mayoría de casos, a la hora de hacer una devolución, el establecimiento no devuelve el dinero, sino que ofrece un vale del mismo valor que solo puede ser utilizado en otro producto de la tienda.
Me gustaría hacer mención al omnipresente cartel de “Consume en el pueblo, ayúdanos, nos beneficia a todos” que podemos ver en una gran cantidad de comercios locales. Podría afirmar sin miedo a equivocarme que Amancio Ortega no puso un cartel así en sus primeras tiendas. Convencer al consumidor pidiendo limosna no es una forma correcta de vender ni de fidelizar clientes. Fnac o Media Markt convencen con mensajes como “Consume aquí, sé listo, somos los mejores” sin un ‘por favor’ detrás.
Los pequeños establecimientos ni se saben vender, ni saben aprovechar sus virtudes de proximidad, trato personal o calidad frente a cantidad.
Hoy es el “Black Friday”. Seguro que no me equivoco al afirmar que no veremos en prácticamente ningún comercio local mensajes seductores invitando a comprar con descuentos y promociones. Lo mismo ocurrirá con la campaña de navidad, que será explotada de forma mucho más eficaz por las marcas conocidas.
Puede que los consumidores también tengan algo de culpa, puesto que hoy en día la sociedad tiende a ser consumista y a preferir tener más por menos. Además, está claro que hay hándicaps contra los que el pequeño comercio siempre va a tener que luchar, como la diferencia de tamaño y cantidad. Eso es algo inevitable y que evidentemente no se puede criticar. Tampoco voy a discutir los precios, que obviamente dependen de cada producto y cada tienda, pero desde luego, no hay ninguna duda de que los pequeños establecimientos ni se saben vender, ni saben aprovechar sus virtudes de proximidad, trato personal, calidad frente a cantidad, etc. A ver si espabilamos, que Josetxo está de camino a Artea.