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Arduino

Miguel Malo
Miguel Malo. Periodista

Imagina que te levantas por la mañana y mientras esperas a que tu desayuno se caliente, el microondas lee en voz alta las noticias más importantes del comienzo del día. Imagina también que desde tu ordenador, móvil o `tablet’ puedes controlar la iluminación de tu casa, por ejemplo, haciendo que las luces iluminen más al principio de la noche y reduciendo la intensidad a medida que se acerca la hora de acostarse. O imagina también que, cuando abandonas tu hogar, un reloj situado en la entrada te envía una foto cada vez que alguien entra o sale de casa. Después de este ejercicio de imaginación, ve más allá y supón que todo esto es posible por menos de 100 euros. Son solo un ejemplo de las infinitas posibilidades que nos abre Arduino, una plataforma hardware que nos permite programar cualquier elemento electrónico para que realice tareas multidisciplinares. En otras palabras, Arduino es el nombre que se le da a un tipo de placa que permite conectar multitud de dispositivos electrónicos y que con unos conocimientos básicos de programación podemos sistematizar dichos aparatos para que realicen las funciones que nos interesan. O más simple aún: una máquina para crear otras máquinas.

A primera vista, para el usuario común y ajeno a cualquier tipo de conocimiento de programación, todo esto puede asustar, pero tiene muchas ventajas. La primera de todas es su aprendizaje. Cualquier persona con cierto grado de esfuerzo y dedicación puede conseguir funciones muy interesantes. Internet está plagado de usuarios e ideas originales, así como de vídeos explicativos que pueden convertir unas pocas horas en algo muy productivo. Además, el resto de usuarios suben a foros, blogs o páginas especializadas la programación ya realizada, es decir, el lenguaje de programación ya escrito y listo para que con un simple “copiar y pegar” nuestra placa Arduino ya esté lista para realizar la función que ha conseguido otro altruista usuario. Una muestra de su simpleza es que existen packs de Arduino en venta pensados para que los niños creen robots o juguetes básicos. Las generaciones de pequeños vienen pisando fuerte y

Arduino se está utilizando en muchos colegios.

Un ejemplo de lo que puede dar de sí Arduino es un guante que detecta el lenguaje de signos a medida que son realizados y los expresa por voz mediante un altavoz incorporado. Pero los usuarios a veces tiran de creatividad, pudiéndose ver en Internet una planta con Arduino incorporado que pide agua cuando la necesita, una televisión que se silencia cada vez que hablan de Kim Kardashian o una silla que escribe un `tweet’ cada vez que alguien suelta una flatulencia sentado en ella.

La mayor de sus ventajas es su precio, puesto que una placa común válida para aplicar funciones normales puede rondar los 15 euros, o incluso menos. Otra de las ventajas es su reducido tamaño, ya que las placas más básicas y con las cuales podemos empezar a aprender caben en la palma de una mano, pudiéndose adaptar fácilmente al objeto que estamos manipulando. Además, tanto el hardware como el software de Arduino son de Código Abierto, esto es, están publicados bajo una licencia libre y gratuita y por consiguiente cualquier usuario puede modificarlos con libertad, dando lugar a multitud de versiones ampliadas o mejoradas y que son compartidas con los demás, que a su vez pueden seguir mejorándolas. Así pues, Arduino es un intento de democratizar la tecnología, haciéndola accesible a cualquier persona y cualquier bolsillo. El hecho de que la plataforma Arduino sea libre es la clave principal de su éxito porque le permite retroalimentarse de la propia comunidad.

Abrir y cerrar persianas, calentar el horno o encender la calefacción con nuestro smartphone es posible gracias a Arduino

Uno de los campos en los que Arduino añade más ventajas y donde más se prevé que evolucione en el futuro es en la domótica, la rama que se dedica a la sistematización de las instalaciones de un hogar, puesto que gracias a la plataforma cualquiera puede tener una “casa inteligente”. Abrir o cerrar las persianas desde la cama, programar el termostato para que caliente la casa antes de que lleguemos, o ir calentando el horno porque tenemos pensado cocinar son algunas de las funciones que podríamos manejar desde nuestro “smartphone”.

Parece ser que estamos viviendo una revolución tecnológica que afecta en gran medida a nuestras vidas y si queremos sacar provecho de ella debemos adaptarnos a su funcionamiento. Poco a poco nuestras casas van siendo invadidas por una gran diversidad de dispositivos electrónicos y cada vez interactuamos más con este mundo. Arduino abre la posibilidad de establecer una nueva relación con las máquinas, creando un mayor grado de participación del consumidor con el artilugio y añadiendo funciones que pueden hacernos el día a día más cómodo.