César Charro. 15 febrero 2015

 

Dícese de lo transparente que es aquello “claro, evidente, que se comprende sin ninguna ambigüedad”, lo cual es mucho decir de la actividad de una administración pública. Pues en esas estábamos cuando Getxo, fue declarado junto a Bilbao, siempre Bilbao, ciudad líder en transparencia, en el décimo puesto de ciento diez nada menos. El otorgamiento del certificado de limpieza, ornato de honradez donde las haya, corre a cargo de esa organización tan conocida del gran público que se llama Transparencia Internacional y se dedica al monitoreo de la actividad de algunas instituciones a la vez que ejerce (sic) presión para la adopción no partidista de las reformas que sean necesarias. Ahí es nada.

No se si el hecho de que no digan cuáles sean esas reformas indica que no lo saben o que hay que pagar otra factura si quieres que te las den por escrito. Solo espero que cuesten menos que los cuatrocientos y pico mil que le ha endosado Monedero al gobierno de Nicolás Maduro, que de tal parece gastar solo el apellido.

Poco le ha durado, no obstante, al consistorio getxotarra la alegría. Justo hasta que Bildu salió a la palestra para poner en entredicho tan satisfactoria calificación y, de esta manera, nos hemos enterado por medio de la concejala Arantza Gutiérrez de algunas cosas que son interesantes. La primera, que la entidad mide el valor de transparencia basándose solo en los datos que publican las propias entidades en su pagina  web, lo que es tanto como preguntar a Jack el Destripador si fue él antes de absolverle de todos sus crímenes. A mi, que no entiendo de otras transparencias que las de mi legítima, ni me curro informes urdangarinescos, me parece de poca seriedad, pero seguramente estaré equivocado.

Tampoco, según Gutiérrez, se evalúa ni la corrupción ni el comportamiento de los mandatarios porque no pueden saber si los datos publicados son o no correctos. Claro, no lo ponen en la web. En este país ha habido mucho trinque y mucho cachondeo con el dinero público pero ya sería mucho pedir que encima publicaran el arqueo de caja de los desfalcos. Tiene razón la concejala, pues, en decir que de esta forma es imposible saber si hay o no tejemaneje. Y no digo que lo haya, no me malinterpreten.

Desconozco si habrá valorado Transparencia Internacional, el hecho de que los vecinos presentes en el foro de trabajo que revisaba el PGOU lo hayan abandonado acusando al consistorio, precisamente, de falta de transparencia, ni si tiene algo que ver la negativa del equipo de gobierno a facilitar datos de ayudas sociales a otros grupos políticos. Ignoro igualmente si prohibir a los grupos de la oposición que vean las instalaciones de las brigadas de obras, visita a la que habían sido invitados por trabajadores quejosos de sus condiciones, es motivo de bajada en el ránking. Transparente no era tampoco el fotomontaje de la casa de cultura de Romo que rebajaba por obra y gracia del photoshop una altura en el edificio que la albergará y que luego se atribuyó a una confusión. Tanta casualidad habría de escamar a un inspector de transparencia, como se escaman los de Hacienda cuando te descubren cuatro o cinco kilos de más en la cuenta y les dices que se te había olvidado que estaban allí.

Pero bueno, como al final la política es el arte de lo posible, hemos de concluir que la señora Gutiérrez no ha de ser más que una revoltosa y una inconsciente que busca la notoriedad aún a costa de perjudicar a su propio pueblo. Y que eso es de ser poco vasca. Eso le dirán, ¿qué se apuestan?