Gastar el tiempo una mañana de viernes en el Silver’s Tavern del Puerto Deportivo charlando con el barman ante una copa de txakolí es una manera como otra cualquiera de sufrir los tormentos de esta vida miserable en que nos ha tocado vivir. Rodeado de tipos tostados por el sol, que beben vino en náuticos y jerseys viejos de rayas horizontales, es el marco propicio también para que a uno le entren y le embarquen como a Jim Hawkins, el personaje de Stevenson en la Isla del Tesoro, en cualquier cosa descabellada.
A mí, en este caso, no me ha convencido un marinero borracho sino un buen amigo que anda siempre en causas solidarias, como si creyera todavía que algo puede hacerse por la gente en este mundo cabrón y usurero. Y yo que, la verdad sea dicha, cada vez quiero más a los animales y de entre estos, a los que ni graznan, ni gruñen, ni tocan los cojones en general, me dejé convencer no sin pelear, eso tengo que reconocerlo. Que si no tengo tiempo, que si no soy precisamente persona de mérito y reconocimiento en este nuestro pueblo,… Pero, bueno, el caso es que aquí estoy, como delegado para Bizkaia, o Vizcaya, ustedes eligen, de la iniciativa RODANDO CONTRA EL CÁNCER, la cual tengo a bien presentarles y explicar en qué consiste.
Un motorista por provincia, en la nuestra ya digo que seré yo, se compromete a recorrer cada uno de sus municipios fotografiando su moto delante del Ayuntamiento correspondiente. Posteriormente, la organización solicitará a cada uno de los municipios visitados por el motorista, la cantidad de un céntimo de euro por habitante cansado en el mismo, cantidad que se donará a las asociaciones que luchan contra el cáncer. Si algún municipio no considera la idea de colaborar, la propia organización intentará hacer una colecta en el pueblo para intentar recaudar la citada cantidad, el céntimo por habitante. En principio no hay plazo de inicio ni final, pero pienso ponerme a ello en cuanto saque la moto del taller donde, como los navíos de antes, está siendo sometida a reparaciones antes de zarpar. Una cosa importante es que el hecho de que el delegado sea quien hace la foto de su moto, sin aparecer él, no quita para que esté acompañado de cuanta más gente mejor, a ser posible con pinta de cobradores de los Ángeles del Infierno, no por intimidar, sino por un prurito estético que nunca debemos dejar de lado en estos casos.
Ya sé que esto no es una gran aventura, de hecho son paseítos de dominguero, que es lo que soy yo cuando me subo a la moto, pero con un fin un poco diferente al de beberse una 0,0 y comerse un pincho en la mañana del domingo. Ya que contaminamos, al menos que sirva para algo.
Al Ayuntamiento de Getxo, le corresponde apoquinar ochenta mil céntimos, calculen ustedes la cantidad, que yo soy de letras, y me gustaría que no se hicieran demasiado los remolones ni dijeran lo que han dicho cuando se les ha hablado, por ejemplo, de establecer un piso para mujeres maltratadas, que no era cosa de ellos. Me presentaré a cobrarlo, ya lo aviso, acompañado de una cuadrilla de moteros enfundados en cuero negro y a bordo de máquinas rugientes y, como John Silver el Largo, les daré un plazo tirando a corto para que hagan el ingreso en la cuenta corriente del evento. Y de ahí, largaremos velas para dirigirnos, navegando de bolina, hacia Berango, Sopela, Plentzia… y así hasta completar los ciento doce pueblos que componen la patria de los vizcaínos.
En fin, basta ya de bromas. La idea es seria. Mi amigo es persona a la que no tengo por costumbre defraudar, mi padre murió de cáncer de pulmón y a algún que otro compañero de trabajo también se lo ha llevado la maldita enfermedad antes de tiempo, incluido a uno que hacía el bacalao como nadie y que supongo andará entre fogones por ahí arriba. Últimamente, cierto es, se han hecho un montón de avances en el campo de la investigación pero todavía queda mucho recorrido, lo que no queda es dinero y, como buenos piratas, es de justicia intentar quitarles un poco a nuestros consistorios antes de que lo gasten en alguna chorrada para darse bombo antes de las elecciones, ¿no les parece?