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Claves de un buen gobierno (II): Mejorar la competitividad

Roque
Roque Adrada

Quizá uno de los grandes retos de la educación primaria es que nuestros futuros líderes, se familiaricen desde temprana edad, en conceptos tan básicos como: generación de empleo, estado de bienestar o competitividad. Por eso hoy os quiero hablar de la importancia de las personas en la mejora de las condiciones de vida de los territorios.

Hace ya más de tres décadas Tom Watson Jr., uno de los CEOs más influyentes que ha tenido IBM “The Big Blue” afirmaba que el principal activo en su organización eran las personas, y por ello, las prácticas y políticas de atracción y vinculación de los empleados eran estratégicas para el crecimiento, mejora y sostenibilidad de la empresa. En relación con la afirmación de Tom Watson Jr., Ed. Michaels, junto con un grupo de consultores de McKinsey, tras un proyecto de investigación concluyeron en 1997 bajo la denominación “The war for talent” que el talento (empleados con alto potencial) era el principal factor de competitividad de las organizaciones.

El coste de la Kultur Etxea de Romo ronda un coste de 8.000.000 euros que han salido del bolsillo de los vecinos de Getxo ¿Va a generar más turismo? ¿Va a generar más empleo cualificado? ¿Va a generar polos de atracción de empresas? La respuesta es fácil; no.

Si seguimos los argumentos anteriores podemos concluir en un razonamiento bastante simple que las empresas son más competitivas cuando pueden  atraer y comprometer a los mejores empleados dentro de su organización, y por ende, si son capaces de conseguirlo, son más eficientes, generan más ingresos y ofrecen un mayor número de puestos de trabajo, derivando todo ello en una mejora de las condiciones competitivas del territorio.  O dicho de otra forma, cuantos más empleados cualificados y con alto potencial hay en un territorio, más competitivo es el mismo, permitiendo conseguir un estado de bienestar (siempre que sea bien gestionado).

Si no hay competitividad no hay estado de bienestar y sin estado de bienestar no hay mejora de la calidad de vida de las personas

Teniendo esto en consideración, permítanme que ponga un ejemplo de gestión municipal de recursos públicos sin ideología, simplemente desde el más profundo pragmatismo. La obra de Kultur Etxea de Romo tiene hasta la fecha un coste que ronda los 8.000.000 euros. 8.000.000 que han salido del bolsillo de todos y cada uno de los vecinos que vivimos en Getxo ¿Va a generar más turismo? ¿Va a generar más empleo cualificado? ¿Va a generar polos de atracción de empresas? La respuesta es fácil; no.

Ahora les hago las siguientes propuestas ¿Qué les parece si esos 8.000.000 de euros, los hubiéramos dedicado a financiar programas de formación internacional para jóvenes universitarios? ¿Qué les parecería si hubiéramos invertido esos 8.000.000 euros, en inversión pública en el capital de empresas start-up de toda Europa a través de la promoción de un concurso de ideas convirtiendo a Getxo en un referente? ¿Qué les hubiera parecido, si lo hubiéramos dedicado a una línea de becas al estudio?

La ideología no consigue resultados, sino la gestión hacia una misión y visión de futuro. Si no hay competitividad no hay estado de bienestar y sin estado de bienestar no hay mejora de la calidad de vida de las personas.