Este artículo no pretende hacer un sesudo análisis de la situación económica, para eso mejor leerse un estudio de algún economista relevante, a ser posible premio Nobel actual o en perspectiva. En el mundillo de la economía siempre hay varios Nobel muy activos. Normalmente estos señores suelen explicar muy bien porque ha pasado algo distinto a lo que ellos habían dicho que iba a suceder.

Así que, si estás interesado en seguir leyendo, amigo lector, voy a proponer unas cuantas reflexiones sin ningún tipo de pretensiones; vamos, para ir de enterado en la cuadrilla entre pote y pote y si no, ahora es el momento de dejarlo.

En un pasado muy remoto, algún genio inventó la moneda, lo que fue un gran avance para la humanidad porque el trueque tendría hoy en día serias dificultades. No me veo pagando al fontanero con la TV de plasma, seguro que ya tiene una mejor.

En un pasado muy remoto, algún genio inventó la moneda, lo que fue un gran avance para la humanidad….

En principio parece que la economía es sencilla porque para todos los niveles es válida la fórmula “Ingresos – Gastos = Beneficios o pérdidas”. Así, si ingresamos 100 y no pagamos a nadie (gastos = 0), tenemos 100 de beneficio. ¿Fácil, no?

Y la economía funcionó más o menos así durante muchos siglos, pero de repente, en el siglo XX empezaron a pasar cosas muy rápidamente. Primero, algún iluminado inventó el pago a crédito: “Vd. compre que ya pagará” y ante semejante tentación, la economía empezó a hacerse más compleja. La sencilla fórmula de arriba se complica desde el momento que empezamos a gastar (comprar) pensando en pagar más adelante, con lo cual tenemos la falsa impresión de que siempre nos sobra dinero (tenemos beneficios) y enseguida nos entrampamos, pero la solución es “la huida hacia adelante”.

….la moneda tal, como la conocemos, tiende a desaparecer; con dinero en metálico ya casi solo se paga el pan y el vino…

Además, con los avances tecnológicos, ahora casi todo es ya “virtual”. La moneda, tal como la conocemos, tiende a desaparecer; con dinero en metálico ya casi solo se paga el pan y el vino (los potes en el bar), todo lo demás se hace en dinero “invisible”: los plásticos y las transacciones electrónicas, es decir bytes corriendo por el ciberespacio, con lo cual parece que en realidad no pagamos. Estoy empezando a pensar que si un hábil hacker pusiera unos cuantos ceros de más en sus cuentas, no se enteraría nadie, ¿no estará ya pasando?

Y, más o menos parecido, tenemos la Bolsa. Antes los “corredores de Bolsa” iban al parqué y hacían las operaciones a gritos. Hoy en día, unos cuantos locos, que ahora se llaman “brokers” (mucho más snob), se dedican a hacer millones de transacciones informáticas y hundir las Bolsas de medio mundo en minutos. Las del otro medio después, van rotando. Y resulta que, si la Bolsa, que no deja de ser una casa de apuestas a lo grande, estornuda, todo el sistema financiero se tambalea.

la caída del precio del barril de Brent hunde la economía de los países muy dependientes del petróleo…

Otro tema incomprensible es el del petróleo que, por cierto, se está acabando desde hace ¿40 años? Ahora está bajando el precio y además los iraníes, grandes productores también, se han hecho amiguetes con lo cual se espera un incremento de la producción y mayor bajada. Esto, hace poco era una bendición, pensábamos “bajará la gasolina” (que casi nunca pasa) y como el petróleo es uno de los pilares de la economía occidental, está presente en muchos procesos industriales, afecta al transporte, calefacción y un largo etcétera, siendo además nuestro país importador neto, la cosa irá mucho mejor. Pues resulta que no, la caída del precio del barril de Brent (esto es un detalle técnico de nivel), hunde la economía de los países muy dependientes del petróleo, por ejemplo, Rusia (¡1, 2, 3, responda otra vez!), que cuando les va bien no conocen a nadie, pero ¡ay si les va mal! ¡se hunden como Sansón con el Templo y todos los filisteos!. Si se hunde Rusia se lleva consigo a todos los países contiguos y sintiguos. Putin ya se buscará otra anexión o una guerra por aquí o por allá. También se llama a eso: “socializar el sufrimiento”, nos suena ¿verdad? Y no digamos los golfos, ¡ay no! los países del Golfo, que nos desestabilizan un poco más la región que cada vez es más región y menos estable y se les acaba el dinero para comprar equipos de fútbol. Pasó algo parecido con el rescate de los Bancos ¿os acordáis?: “¡o ponemos dinero todos u os vais a enterar!”.

Para que no falte de nada, tenemos la inflación: antes había que procurar que el famoso IPC (Índice de Precios al Consumo) de cuya subida siempre tenían la culpa el pollo y el tabaco, subiese poco; ahora está rozando siempre el cero, ¡qué bien! …pues ¡no!, estamos al borde mismo de caer en deflación ¡horror!

¡Más recortes, más recortes…!

Y para rematar la jugada, nos viene Bruselas al completo (incluido el conserje de la Comisión) y la Sra. Lagarde del FMI y sacan al lorito: “¡Más recortes, más recortes…!” ¡Ya es hora de que le enseñen otra cosa! Por cierto, que la Lagarde ¿en que terminará? El historial del FMI es para echarse a correr: Rato, DSK,… y el nombrecito ese no presagia nada bueno. El que me cae bien es el italiano, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi: es como el 7º de Caballería, siempre llega a tiempo de salvar al Euro.

Total, que si habéis llegado hasta aquí y habéis entendido algo, me lo explicáis por favor. Aunque si lo habéis entendido, yo me preocuparía; como dicen los catalanes: “Hay que hacérselo mirar”. Lo que tengo claro es que nunca nos va a ir bien a los pobres sufridores pedestres, y que cada vez es más real la teoría de Pareto del 80/20: menos del 20% de la población dispone de más del 80% de las riquezas. Hay quien habla ya de un 1% que posee el 99%.

No sé para qué nos preocupamos del “derecho a decidir” o si nos gobierna el PP, el PSOE o Podemos, el que manda de verdad es el Foro de Davos y otros más secretos, o sea el 1%, y lo peor es que parece que nos da igual. ¿Nadie va a parar a estos señores? Mejor no saber la respuesta.

Y esto dicen que es la globalización. ¿Recordáis aquello de: ¡Que paren este mundo que me bajo!? Pues eso.