Vamos ahora a hablar de la otra cara de la moneda de estos sitios abandonados: sitios con desencanto que más bien generan auténtica rabia.
Hablo, en general, de sitios abandonado por la administración: infraestructuras de obras públicas que por variados motivos se han quedado sin uso incluso sin llegar a inaugurarse. En nuestro país hay múltiples ejemplos de la megalomanía y ganas de pasar a la posterioridad de nuestros dirigentes; además de lo que viste una buena inauguración en víspera de elecciones, luego el uso (si se usa) o el mantenimiento (generalmente muy caro) son otro tema.
Quizá el caso más sonado sea el famoso Aeropuerto de Castellón pero, sin ir tan lejos aquí mismo tenemos algunos ejemplos como el viaducto de acceso a Bilbao del TAV que muy probablemente no se va a usar; el túnel ferroviario del Serantes que también está a la espera de no se sabe qué; la estación fantasma de Ibarbengoa del Metro, que comentaremos más adelante; los talleres del tranvía de Leioa para un tranvía que ¿se hará algún día?
El factor común de todas estas obras es la ineptitud, el despilfarro de los recursos públicos y cosas peores como prevaricación….
El factor común de todas estas obras es la ineptitud, el despilfarro de los recursos públicos y cosas peores como prevaricación, desvío de capitales, etc. y si no, no tenemos más que ver los múltiples casos que están saliendo a la luz en nuestro país. En el mejor escenario, estas “opus interrupta” requerirán de un nuevo gasto para su actualización y puesta en marcha, pues todo se deteriora después de un tiempo sin usar. Y en el peor, quedarán como un monumento a la insensatez y “un borrón en el paisaje”, que dicen los ingleses, o según el castizo Sabina “como una Kawasaki en un cuadro de El Greco”. Todas las obras son una cicatriz en el paisaje; esto lo digo yo, aunque a lo mejor lo he leído en algún sitio.
Hemos tenido casos de “construcción precoz”: el Puente de Rontegi, hecho mucho antes que sus accesos, estuvo como “Monumento al Puente” varios años; la autovía a la terminal del aeropuerto de Loiu, construida mucho antes que la propia terminal. Me gustaría saber quién planifica las obras “empezando la casa por el tejado”, pero me temo que la respuesta no me iba a gustar.
Hay obras más antiguas y en general más artísticas: la elegante y maldita estación internacional de ferrocarril de Canfranc cuya historia nos resulta familiar: una cadena de decisiones erróneas y falta de colaboración entre autoridades propias y extrañas (Francia); una infraestructura ferroviaria en Guadalupe (Cáceres) con un precioso viaducto, túnel y estación, construido en la II República para un ferrocarril a Madrid que nunca se terminó.
Con respecto a las estaciones de metro en desuso, en Getxo tenemos la mencionada estación de Ibarbengoa que lleva camino de quedar obsoleta
Con respecto a las estaciones de metro en desuso que comentábamos en el artículo anterior, en Getxo tenemos un ejemplo con la mencionada estación de Ibarbengoa que lleva camino de quedar obsoleta sin ni siquiera haberse inaugurado bastantes años después de su construcción. Eso sí, me tranquiliza mucho pensar que no somos un caso único puesto que en internet aparecen estaciones que nunca han entrado en servicio en ciudades como Estocolmo (quién lo iba a pensar de los suecos), París, Madrid….
Según las últimas noticias, creo que Ibarbengoa va a marcar un hito en la innovación: si lo he entendido bien, en un par de años va a ser la primera estación para coches, vamos una especie de “Drive-in” para el Metro.
Otro apartado muy importante es el de las ruinas de patrimonio industrial que en la zona del Gran Bilbao tiene un papel muy relevante. A pesar de la dura y tenaz lucha de algunas asociaciones de defensa del patrimonio se están dejando perder muchos ejemplares de gran valor, por ejemplo ahora mismo tenemos las recientemente cerradas instalaciones de Babcock Wilcox; las industrias abandonadas en la futura isla de Zorrozaurre; la harinera de Zorroza enfrente. No hablaremos de Lemóniz, que levanta ampollas y nadie sabe qué hacer con la “patata caliente”. A veces, con un poco de suerte, el Gobierno Vasco los declara “Bien Cultural Calificado”, “Bien de Interés Cultural” o nombres similares muy rimbombantes, pero de poner dinero: “¡no hay!” así que búscate la vida.
Hay temas sangrantes muy de actualidad, como los bloques de Ondárroa
Aunque no sea exactamente una obra pública, hay temas sangrantes muy de actualidad, como los bloques de Ondárroa, construidos junto a la ladera que todos los geólogos sabían que tenía bastantes probabilidades de caerse, pero a nadie se le ocurrió preguntarles. Desgraciadamente, y ojalá me equivoque, podríamos estar viviendo el comienzo de otro proceso de abandono de edificios: sitios abandonados con desencanto, hasta que se los coma la ladera. El Ayuntamiento autoriza la obra, el constructor construye, el promotor vende, el banco hipoteca; hasta aquí todos han hecho caja. Ahora tenemos a unas 200 familias en la calle y los gastos, más lo que se está haciendo desmontando totalmente el monte, no me cabe ninguna duda que lo pagamos a escote entre todos. Y ¡ojalá con eso se solucione el problema!
En Getxo también tenemos de estos elementos abandonados y “desamparados”: el edificio de la antigua estación de Neguri, anexa a la nueva estación del Metro. Si se tapió antes de que la alcanzase el vandalismo se supone que conservará en su interior los antiguos servicios de taquilla, oficina del jefe de estación, sala de espera, etc. Se habla poco de esto, puede que haya un conflicto de competencias, algo muy típico de este país. A vuela pluma se me ocurre que tendrán algo que decir: el Ayuntamiento, Metro Bilbao, el Consorcio de Transportes, quizá la DFB, etc.
Tenemos edificios que, o bien no han sobrevivido a la desaparición de sus dueños originales: Punta Begoña, la casa de la Alcaldesa; han perdido su funcionalidad con el tiempo: castillo del Príncipe; o simplemente, han desaparecido debido al escaso interés que suscitan este tipo de elementos en nuestro país, sobre todo hasta hace pocos años. Ya hemos dicho que hasta hace poco, o bien se quitaba lo que estorbaba: Grúa Titán de Arriluce, estupendo ejemplo de Patrimonio Industrial a nivel del Puente Colgante; hoy se podría ofrecer una visita conjunta de ambas obras. O, se dejaba para que el tiempo y la naturaleza hagan su labor de desgaste. No sé si hemos mejorado mucho pero ahora por lo menos hay cierta presión ciudadana.
Los elementos de patrimonio se deberían potenciar como atractivo turístico
Como he comentado en el artículo anterior, los elementos de patrimonio se deberían potenciar como atractivo turístico. Para los que no tienen valor patrimonial, se nos dice que es más caro demolerlos que dejarlos ahí; no estoy de acuerdo ni siquiera desde el punto de vista económico, porque hay instalaciones que se están manteniendo y vigilando a un costo muy elevado, pero es que además hay una serie de intangibles medio-ambientales difíciles de valorar que se deberían tener en cuenta: materiales reciclables/reutilizables, impacto visual en el paisaje, invasión de eco sistemas de la fauna y la flora locales, incluyendo al hombre: esas infraestructuras están ocupando un espacio que se podría destinar a otros fines.
Sitios con desencanto. Algún día, un fenómeno natural se los cargará del todo: “¡Huy, qué pena!¡Ya no se puede hacer nada! ¡Más terreno para edificar!”.